La Guerra Espiritual Parte 2


Ya hemos definido y dado por sentado que en verdad existe una guerra espiritual en la vida de todo cristiano y que no debemos ignorarla, desde el día en que dimos nuestra vida a Jesús como Señor nuestro, y que nos arrepentimos de los pecados, dice la Biblia que fuimos trasladados de las tinieblas a la luz… en hechos 26 verso 18 el mismo Jesús le dice a quien sería el apóstol Pablo.” para que se conviertan de las tinieblas a la luz,  y de la potestad de Satanás a Dios;  para que reciban,  por la fe que es en mí,  perdón de pecados y herencia entre los santificados.”  Desde ese momento comienza un enfrentamiento con aquellos que aún permanecen en esas tinieblas, y para ser más preciso con aquellos mas cercamos a nosotros nuestra familia, amigos el circulo intimo de nuestras relaciones. Y es normal que en ese enfrentamiento, ya sea con nuestro esposo o esposa, con los hijos o cualquier otro cercano pues terminamos diciéndole “mira hijo del diablo” o estas endemoniado y cosas asi. ¿No es cierto? Pero dejame decirte que está mal.

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,  sino contra principados,  contra potestades,  contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,  contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Efesios 6:12  ¿ya puedes verlo? Si! Nuestra lucha no es contra carne, personas, seres queridos; ni contra sangre o familiares, es contra aquellos ángeles de maldad que pululan alrededor nuestro, y que son servidores de satanaz, aquel bajo cuya potestad aun están. A nadie le gusta que le digan que es hijo del diablo a menos que sea un satanista declarado y convencido, asi que para la próxima vez que se vea envuelto en una discusión por causa del evangelio, discierna bien, esa persona no es tu enemiga y en tu espíritu en silencio reprende a aquel que está detrás de todo eso, porque como es un espíritu te va a escuchar, no tienes que gritar, ni agitar tus manos, y recuerda que aquel que está en ti mayor es que aquel que en el mundo esta 
(1Jo 5:4 RV60)  Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo;  y esta es la victoria que ha vencido al mundo,  nuestra fe. 

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